Sencilla y completa, esta práctica es perfecta para hacer a diario. Utilizamos movimiento alrededor de la espina dorsal para despertar los tejidos que a menudo se quedan más quietos y rígidos. Hidratamos la fascia para soltar las vértebras, sentir el flujo de energía en esta zona y despejar la mente. Acabamos con práctica de pranayama para restablecer el equilibrio en cuerpo y mente.